Bueno pues mi primera entrada del blog trata sobre la defensa de estos maravillosos animales que cada vez están en más peligro, aquí os dejo este artículo de Greenpeace respecto al tema:
“La historia de la caza de ballenas es testigo del agotamiento de una zona tras otra y de una especie tras otra, hasta tal punto que resulta esencial la protección de todas las especies de ballenas para evitar su extinción” – Comisión Ballenera Internacional (CBI), 1946
Sobreexplotación, engaño, agotamiento. El ciclo que se esconde tras la industria ballenera global ha empujado a toda la población de ballenas casi la total extinción. Aún no se sabe si algunas especies llegarán a recuperarse, incluso tras décadas de protección.
Las estadísticas hablan por sí mismas. La población de ballenas azules del Antártico está a menos del 1 por ciento de su abundancia original, a pesar de 40 años de protección total. Algunas poblaciones de ballenas se están recuperando, pero otras no. Solamente en un caso, el de la ballena gris del Pacífico oriental, se cree que ha recuperado su abundancia original, y su pariente más cercano, la ballena gris del Pacífico occidental, es la más amenazada del mundo: se encuentra al borde de la extinción, con tan sólo 100 ejemplares.
Datos recientes obtenidos mediante muestras de ADN reflejan que el impacto de la caza comercial de ballenas puede ser incluso peor de lo que se pensaba. La mayoría de las estimaciones en relación al volumen de la población histórica de ballenas provienen de datos antiguos, y son probablemente muy imprecisos, según el biólogo marino Steve Palumbi de la Estación Marina de la Universidad de Stanford en California, EE UU.
En 2003 Palumbi y sus colegas utilizaron muestras de ADN con el fin de calcular si la población de ballenas yubartas podría haber alcanzado la cantidad de 1,5 millones antes del inicio de la caza comercial de ballenas en el siglo XIX. Esta cantidad hace pequeña la cifra de 100.000 ejemplares aceptada previamente por la CBI según los registros balleneros del siglo XIX. Actualmente existen solamente unas 20.000 yubartas.
Los delegados japoneses presentes en la Comisión Ballenera Internacional (CBI) usan constamente la referencia a la estimación de la población de rorcuales aliblancos de 760.000. Pero esta cifra fue corregida por la CBI en el año 2.000 porque investigaciones recientes encontraron menos ejemplares que las antiguas. Las nuevas estimaciones son la mitad de las antiguas en todas als areas que han sido reinvestigadas. Los científicos de la CBI no entienden las razones de este cambio y son capaces de ponerse de acuerdo en nuevas estimaciones.
Consumo, contaminación, catástrofe
La caza de ballenas no es la única amenaza para estas especies. Los océanos, o más aún, el impacto humano sobre los océanos, han cambiado dramáticamente durante el medio siglo transcurrido desde que las ballenas están protegidas. Entre las amenazas ambientales conocidas para las ballenas destacan el cambio climático global, la contaminación, la sobrepesca, el debilitamiento de la capa de ozono, el ruido provocado por dispositivos de sonar, y las colisiones con embarcaciones. La pesca a escala industrial supone una amenaza para la disponibilidad de alimento delas ballenas y un riesgo físic al quedar enganchadas éstas en las redes de pesca.
Si estabas pensando en comer ballena, piénsatelo bien – la grasa procedente de ballenas algunas áreas está tan contaminada con insecticidas organoclorados como los PCB (policlorodifenilos) y pesticidas que ¡podría clasificarse como residuo tóxico! Se sabe que los organoclorados dañan el desarrollo infantil y tienen un efecto negativo en la reproducción.
A pesar de estas amenazas, un número cada vez mayor de países de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) votan a favor de la reanudación de la caza comercial de ballenas. Entre los nuevos y entusiastas miembros de la CBI destacan Benin, Gabón, Tuvalu y Nauru. Obviamente estos nuevos miembros y sus votos no reflejan un cambio en la opinión pública mundial. Estos países han sido reclutados para la CBI por el Gobierno japonés y votan bajo lo que se denomina un “programa de consolidación de votos” por la Agencia de Pesquera de Japón.
Grandes expectativas
Las expectativas de recuperación de la población de ballenas se basan en la idea de que, excepto en relación a la caza comercial, los océanos son un lugar tan seguro como lo eran hace un siglo, aunque por desgracia esta idea no resulta ya válida. Ésta es la razón por la que creemos que debe detenerse cualquier forma de caza de ballenas.
En 1994 se creó un Santuario de ballenero en el Océano Antártico, que no ha impedido que desde 1987, el gobierno japonés haya estado cazando cada año en el Antártida argumentando motivos supuestamente "científicos". De hecho el anuncio de dicho santuario significó un incremento de la captura "científica",que era de 100 ejemplares en ese año. Durante la reunión de la CBI de junio de 2005, el gobierno japonés anunció planes para añadir a su programa una nueva especie: el rorcual común antártico, en peligro de extinción y especie a añadir a la creciente lista de especies de ballenas cazadas anualmente, y a su vez doblar las capturas de rorcuales aliblancos.
Ciencia o negocio
¿Qué tiene de engañoso la caza "científica" de ballenas?
El Profesor Toshio Kasuya, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Teikyo, en Japón, expuso su análisis en el periódico Mainichi Shinbun en octubre de 2005. “Los gastos anuales del programa de investigación ascendieron a unos 6.000 millones de yenes, más de 50 millones de dólares americanos, de los cuales 5.000 millones se cubrieron con las ventas de la carne de ballena procedente de las capturas realizadas durante esta caza científica. Las subvenciones estatales y otras financiaciones completaron los otros 1.000 millones de yenes restante. Sin los beneficios obtenidos por las ventas de carne, la organización ballenera a cargo de la investigación encomendada por el gobierno sería incapaz de continuar con la operación, y la compañía naviera encargada de la flota de dicho programa no podría recuperar costes para la construcción de balleneros.
Se trata, desde todos los puntos de vista, de una actividad económica que no deja espacio para que los investigadores. No cumple en ninguna medida con el propósito científico autorizado por la Comisión Ballenera Internacional."
Un problema cada vez mayor para la industria es la caída en el consumo de carne de ballena en Japón que ha provocado una ofensiva pública a nivel estatal con objeto de convencer a la población de la importancia cultural y económica de la caza de ballenas en el país. Se esgrime también el argumento de que las ballenas comen demasiado pescado y están por lo tanto amenazando las pesquerías – un argumento carente de base científica.
El Profesor Kasuya afirma: "El Instituto de Investigación de Cetáceos argumenta que la investigación letal es el único método válido para la recopilación de datos necesarios. Pero esto no es cierto, ya que examinando muestras de biopsias, éstas revelan la cantidad de grasa o la tasa reproductora, y el análisis de heces ofrece información sobre la dieta alimenticia de las ballenas."
Caza de ballenas en Noruega e Islandia
Japón no es el único país donde se lleva a cabo la caza de ballenas, "científica" o no. Noruega reanudó la caza comercial de ballenas en 1993 e Islandia anunció, tras un periodo de 14 años de inactividad, que reiniciaba la caza "científica" de ballenas en agosto de 2003 (Islandia había puesto fin a la caza comercial ilegal en 1989 tras el boicot mundial y presiones económicas). El objetivo de ambos países es exportar carne de ballena a Japón.
Una reanudación del comercio internacional de productos balleneros, actualmente prohibido, tendría implicaciones de gran alcance. Los balleneros piratas tendrán un incentivo aún mayor para la caza de ballenas, ya que les resultará más fácil introducir carne de ballena de forma ilegal en Japón. Incluso con la prohibición comercial en curso, regularmente se descubre a la venta en Japón carne de ballena ilegal procedente de especies abundantes y también de otras en peligro de extinción.
Soluciones – Santuarios balleneros y avistamiento de cetáceos
Los santuarios balleneros son refugios que protegen a las ballenas de la caza, y en los que pueden criar, alimentarse y continuar su lenta recuperación después de años de explotación. Los santuarios ofrecen importantes oportunidades para la conservación de las ballenas y la investigación científica no letal.
Los santuarios también pueden ofrecer beneficios económicos. Potencian el desarrollo del avistamiento de cetáceos, la única actividad económica realmente sostenible dirigida a los cetáceos. No somos los únicos a quienes gusta la idea: el avistamiento de cetáceos es una industria boyante, con más de 87 países implicados en la contemplación de ballenas, que genera unos ingresos anuales en todo el mundo de 1.000 millones de dólares americanos.
La caza de ballenas tiene un impacto muy negativo en el avistamiento de ballenas. Cuando Islandia reinició su caza, las reservas para el avistamiento de cetáceos cayeron un 90 por ciento. La Asociación de Avistamiento de Cetáceos de Islandia culpó de ello a la industria ballenera del país, pidiendo el cese de dicha actividad. Los planes para una caza ballenera a gran escala quedaron congelados y la industria del avistamiento de cetáceos comenzó a recuperarse.
Numerosas naciones costeras se han beneficiado del desarrollo de las operaciones de avistamiento de cetáceos. Por ejemplo, la República Dominicana obtiene 5,2 millones de dólares de este tipo de turismo, una industria que se ha visto muy beneficiada por la creación del Santuario Marino de rorcuales de Silver Bank. En Australia, la última ballena fue capturada en Albany en 1978, y desde entonces, esta ciudad ha transformado la antigua Estación ballenera Cheynes Beach en un centro de avistamiento de cetáceos de gran importancia que atrae a más de 1,3 millones de visitantes.Fuente:
Greenpeace.org Si queremos que nuestros hijos puedan ver estas maravillosas imágenes en la realidad y que no se conviertan sólo en cosa del pasado, hay que actuar inmediatamente.